Desde hace cuatro meses Washington, D.C., ha estado recibiendo buses provenientes de Texas y Arizona con personas migrantes. La gran mayoría de personas son originarios de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Colombia. En un número más pequeño pero muy importante de reconocer, han llegado personas provenientes de África, originarios de países como Angola, Congo, Mali y Nigeria. Para algunas personas, el área metropolitana de Washington es su destino final. Aquí los esperan familia o amigos. Para otros es un paso más dentro de un largo viaje para llegar a NYC, New Jersey o Boston. Pero también hay aquellos que llegan aquí porque no tienen otro lugar a donde ir, ni nadie que les pueda ayudar.
El primer bus llegó el 13 de abril de 2022 proveniente de Texas. Desde entonces han llegado buses casi todos los días, cada uno con entre 25 a 40 personas. El gobernador de Texas, Greg Abbott, ha facilitado estos autobuses como parte de un plan para “llevar la frontera” a Washington y mostrar su oposición ante los esfuerzos de la administración Biden para eliminar la política del título 42. El gobernador de Arizona, Doug Ducey, se ha unido a esta iniciativa y desde hace un mes ha empezado a enviar autobuses con migrantes a Washington. Sin embargo, esta estrategia no ha tenido el efecto deseado.
Pese a que los buses dejan a las personas migrantes frente a Union Station, a solo unas cuadras del Capitolio, la situación no ha tenido el efecto alarmante y desequilibrante para la administración Biden que quizá el Abbot y Ducey esperaban. Esto se debe en gran medida a la respuesta inmediata de organizaciones locales y voluntarios, que se han movilizado para atender a las personas que llegan a un lugar nuevo y desconocido tras un viaje de 32 a 50 horas. En este proceso, CARECEN, que desde 1981 sirve a las comunidades migrantes en el área metropolitana de Washington, ha servido como punto focal para coordinar esfuerzos humanitarios y de incidencia para apoyar a las personas migrantes que llegan en estos buses.
La mayoría de los buses llega a las 6 de la mañana, algunos llegan por la tarde y en algunas ocasiones se han recibido buses a las 11 de la noche. Las personas llegan cansadas y con hambre. En algunos casos incluso han llegado personas con problemas de salud que requieren atención inmediata. CARECEN en conjunto con otras organizaciones y grupos de voluntarios llegan cada día a recibir a los buses y coordinan esfuerzos para llevar a las personas a un lugar seguro, donde puedan descansar y comer. Muchas iglesias han abierto sus puertas a los grupos de migrantes que han llegado, y miembros de sus congregaciones han apoyado con donaciones de comida y ropa para las personas. La respuesta a los buses no ha venido del gobierno federal ni de la alcaldía de DC, sino de las comunidades locales que muestran su solidaridad con las personas migrantes y los solicitantes de asilo.

Después de recibir a las personas, miembros del staff de CARECEN y voluntarios se encargan de completar un formulario con cada persona viajando sola o grupo familiar para determinar sus necesidades inmediatas y el siguiente paso de su viaje. La gran mayoría tienen como destino final alguna ciudad en la costa noreste del país como NYC, Newark o Boston, pero hay muchos para quienes el destino final aún queda lejos. Hay personas que quieren ir a ciudades en Florida, Georgia, Ohio, Kentucky o incluso alguna ciudad en la costa oeste. La gran mayoría no sabe cómo llegar y ya se han quedado sin dinero después de varias semanas o meses de viaje.
CARECEN, en colaboración con SAMU, Caridades Católicas y la Red de Ayuda Mutua de Solidaridad con lo
Inmigrantes, han comprado pasajes de autobús, tren o avión para que las personas que llegan a DC puedan reunirse con sus familiares o amigos.
En este proceso también hemos tenido la oportunidad de ser testigos de reencuentros familiares muy conmovedores. Recuerdo el caso de un señor de edad avanzada, originario de Cuba, que había venido desde el estado de New Jersey para esperar a su hijo. había salido de su casa a las 2 am para estar puntual a las 6 am frente a Union Station. Cuando el hijo salió del autobús el señor gritó su nombre y corrió a abrazarlo. Tenían años de no verse y habían esperado mucho por ese reencuentro. Los que estábamos presentes pudimos presenciar un milagro, no todas las familias que se separan llegan a tener la oportunidad de volver a verse.
La reunificación familiar sigue siendo una de las causas principales de la migración hacia Estados Unidos, pero no es la única. Muchas de las personas que CARECEN ha recibido expresan que la decisión de migrar no ha sido fácil pero que, debido a la situación política, la falta de oportunidades de empleo, los altos niveles de violencia y la creciente vulnerabilidad frente al cambio climático, se han visto obligados a salir de sus comunidades de origen en busca de un mejor futuro. Muchas de las personas que hemos recibido se muestran muy emocionadas por empezar sus nuevas vidas en Estados Unidos, sin embargo, aún deben superar muchos obstáculos para realmente integrarse a las sociedades en este país. Llegar a su destino final concluye su viaje, pero no su travesía como persona migrante en los Estados Unidos.
“Los buses” capturan la realidad de lo que es el viaje migratorio transnacional y el debate nacional sobre la inmigración. Como tal, requiere una respuesta integral que aborde simultáneamente una serie de retos con distintos grados de urgencia y magnitud. Por un lado, debemos satisfacer las necesidades inmediatas: estamos haciendo viajes a la farmacia para asegurarnos de tener pañales en las tallas adecuada, preparando cientos de comidas y kits de higiene hasta altas horas de la noche, haciendo llamadas telefónicas de última hora para conseguir una silla de ruedas para un niño que no puede caminar, o corriendo a Union Station para recibir buses que llegan en cualquier momento. Por otro lado, nos enfrentamos a la práctica de lo que significa ser una “Ciudad Santuario” y a nuestro papel como individuos y organizaciones en el panorama de la inmigración estadounidense. Aunque “los buses” son sólo una pequeña parte del debate sobre la inmigración, representan una oportunidad para repensar y rediseñar la forma en que esta nación acoge a las personas recién llegadas y fortalece nuestras comunidades.
Es probable que en los próximos meses Washington siga recibiendo autobuses de Texas y Arizona con personas migrantes. Para poder desarrollar la infraestructura adecuada para asistirlos, las organizaciones locales necesitarán ayuda del gobierno federal y local. Hay una gran necesidad de tener un centro de descanso adecuado y facilitar acceso servicios sociales. La comunidad de DC ha demostrado su compromiso de tratar con dignidad y respeto a los inmigrantes que llegan a nuestra ciudad para construir una nueva vida, pero nuestro trabajo sólo podrá continuar con el apoyo de nuestros funcionarios electos. Al mismo tiempo, dado que Texas ha comenzado oficialmente a enviar buses a otros estados, el llamado a la acción se extiende personas y organizaciones en todo Estados Unidos done puedan llegar personas migrantes en busca de apoyo de las comunidades locales.
Escrito por Diego Jones, asistente de Programa Legal y DC Cares. Originario de El Salvador, Diego es un defensor de derechos humanos con experiencia trabajando con poblaciones migrantes en Estados Unidos. Antes de unirse a CARECEN trabajo en Centroamérica facilitando programas de educación en derechos humanos. También ha servido como miembro de Jesuit Volunteer-AmeriCorps brindando servicios sociales a sobrevivientes latinos de violencia doméstica en Portland, OR. Actualmente está completando su Maestría en Relaciones Internacionales y Análisis Político en American University.